(Ressenya escrita per: Noelia Mellado Pozas). 

 

El pasado 17 de mayo se celebró el Día Internacional contra la LGTBIfobia. Pero ¿Qué conmemoramos en realidad en esa fecha? Sin ir más lejos, cada 17 de mayo se disfruta de la decisión del año 1990 que tomó la Organización Mundial de la Salud (OMS) de retirar la homosexualidad de la clasificación estadística internacional de enfermedades y otros problemas de salud (OMS). Así pues y como aún hoy en día podemos comprobar, resulta imprescindible seguir educando en la diversidad afectivo-sexual y de género.  

 

En esta reseña se ha querido recomendar uno de los escasos libros que en todo el territorio español está dedicado en exclusiva a las distintas discriminaciones específicas que viven las personas bisexuales: Bifobia. Etnografía de la bisexualidad en el activismo LGTB (Editorial Egales, 2016) escrito por Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz. ¿Pero quién es Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz y por qué decidió escribir sobre esta materia?  

 

(Autor)

Ignacio o Nacho (como le gusta que le llamen) es antropólogo además de ser un histórico activista LGTB de la entidad madrileña incluida en FELGTB: Arcópoli. Durante toda su trayectoria como activista en pro de los derechos de las personas del colectivo ha ido conociendo a personas con diferentes orientaciones y/o identidades. Este hecho, le ha permitido constatar de primera mano que la bisexualidad es de todas las orientaciones, la más invisibilizada y de la que menos contenido específico se genera tanto dentro como fuera de los movimientos LGTB. Cabe decir que, paradójicamente, existen estudios LGTBI en países como Estados Unidos, Holanda e Inglaterra cuyas conclusiones señalan que las personas con orientaciones no monosexuales (bisexuales o pansexuales, entre otras) podrían suponer una mayoría cuantitativa de la población “silenciada” en comparación con las orientaciones monosexuales (heterosexuales, gais o lesbianas). El autor no es ajeno a esta información decidiendo profundizar en el ámbito de España sobre los tipos de violencia física, psicológica y/o simbólica que pueden parecer las personas bisexuales por el simple hecho de serlo. Tanto es así que incluso en este libro se reflexiona sobre el por qué incluso actualmente se sigue cuestionando la validez de la bisexualidad (siendo esto otra muestra de bifobia). 

 

Un dato muy importante de este libro es que es el resultado de un año íntegro de investigación etnográfica del autor y que terminó por publicar en el año 2016. Año en el que, tanto la FELGTB como sus entidades, dedicaron el Orgullo LGTBI a la bisexualidad (“Año por la visibilidad bisexual en la diversidad”). Por lo tanto, ese 2016 sirvió de contexto para visibilizar esta realidad pero también para observar en la lectura de esta obra el cómo de arraigada está en nuestra sociedad instaurada la bifobia. Ignacio ha redactado este estudio pionero hasta este momento por utilizar en el mismo, distinta metodología utilizada del campo de la antropología centrada por y para conocer la perspectiva de activistas bisexuales, del cómo viven, reaccionan y con qué herramientas combaten la bifobia que reciben. No obstante y pese a ser por todo lo ya comentado un libro muy recomendable, existen aspectos que, si bien no son necesariamente negativos, podrían mejorarse. Uno de esos rasgos es, sin duda, el poder encontrar en algunas sus páginas, palabras de calado técnico que puede dejarnos un tanto desconcertados/as/es a quienes puedan no estar acostumbrados/as/es a vocablos técnicos. Sin embargo, su lectura no supone ningún inconveniente ya que la mayoría del contenido puede entenderse con facilidad gracias a su escritura amena y accesible para un público más indicado para a partir de 18 años. 

 

Algo destacable de este libro es que se ha visto envuelto en una gran polémica desde sus inicios ¿el motivo? El contenido de la obra se centra en la bisexualidad pero el escritor no parecía ser bisexual sino gay. Por lo tanto, este dato que podría ser irrelevante para algunas personas, no lo ha sido para algunos/as/es activistas bisexuales que han interpretado que un escritor ha podido aprovechar la ausencia de estudios sobre este tema para abordar la realidad de una sigla del colectivo que no es la suya. Sin embargo, la mayoría de activistas bisexuales no lo han interpretado de ese modo sino que han entendido la importancia de la labor de Ignacio Elpidio con independencia de la orientación con la que pudiera o no sentirse identificado. Curiosamente, el antropólogo ha confesado muy recientemente que, debido tanto a experiencias vitales propias como a la redacción de este libro, se ha descubierto y visibilizado a sí mismo como bisexual.     

 

No quisiera concluir sin mencionar otro recurso literario del mismo autor que también merece la pena tener presente y que es más actual: Cuando muera Chueca (Editorial Egales, 2018). En este ensayo se reflexiona sobre la importancia de Chueca como espacio físico y metafórico emblemático para el colectivo LGTBI y sobre qué implicaría su desaparición en un futuro hipotético. De igual modo, pronto podremos disfrutar de otro libro sobre bisexualidad de este autor y que también será pionero en España porque estará escrito también por Carlos Castaño Rodríguez (activista LGTB vinculado con la entidad madrileña de FELGTB llamada COGAM) y en el que colaboran activistas bisexuales y de otras orientaciones no monosexuales (incluida yo misma), que verá la luz próximamente.